Aunque es cierto que
unas personas son más resilientes que otras, la resiliencia no es algo que unos
tengan y otros no, sino que se trata de una serie de habilidades que se pueden
desarrollar. Para ello, puedes hacer lo siguiente:
Cultiva
las relaciones
Cultiva un círculo de
amistades cercanas y buenas relaciones familiares, porque estas son la personas
que te van a escuchar y apoyar en los momentos difíciles, haciéndote más
resiliente.
Usa
un pensamiento constructivo
Piensa de forma
realista. Es decir, no veas los problemas o las crisis como catástrofes
terribles e insoportables, sino como retos que has de superar. Procura tener
una perspectiva amplia y pensar que esos problemas no van a durar para siempre,
sino que acabarán pasando. Piensa que tienes la capacidad suficiente como para
afrontarlos y encontrar soluciones. No cometas errores de pensamiento.
Desarrolla
metas y objetivos
Establece metas
realistas que te ayuden a empezar a cambiar las cosas que deseas cambiar. Haz
algo con regularidad, aunque solo suponga un pequeño paso en la dirección hacia
la que deseas avanzar.
Acepta
la realidad
Quien se niega a aceptar
la realidad tal y como es nunca podrá cambiarla. Y esto es así por dos motivos:
o bien la niegas y cierras los ojos para no verla, lo que implica no hacer
nada; o bien te enfureces tanto maldiciendo al mundo, al destino o a los dioses
de todas las religiones, que eres incapaz de pensar. Y si no puedes pensar no
solucionarás nada. Por otra parte, a veces las cosas no se pueden cambiar en el
presente y es necesario saber tener paciencia y esperar. Lo que no tiene
arreglo hoy puede tenerlo mañana. Mientras tanto, acepta las cosas como son tratando de
sentirte lo mejor posible con lo bueno que tienes en tu vida.
Actúa
Cuando estás ante una
adversidad, intenta hacer todo lo que puedas, aunque tus intentos parezcan no
conducir a nada. Si estás actuando es porque estás pensando soluciones. No
importa si muchas de esas soluciones son ineficaces, lo importante es que estás
usando tu mente y estás actuando, y eso hará que tarde o temprano logres algún
avance o encuentres una idea. Si no haces nada, los problemas no desaparecerán
por arte de magia.
Confía
en ti mismo
A veces un problema
parece tan difícil de resolver que nos parece imposible que podamos hacerlo.
Este modo de pensar puede conducir a un sentimiento de impotencia, de estar
atrapado sin poder hacer nada. Pero realmente no sabes lo que puedes hacer
hasta que lo intentas. Por muy difícil que parezca, piensa que encontrarás el
modo tarde o temprano y hallarás la solución. Eso es lo que significa confiar
en ti y en tu capacidad.
Sé
optimista, aunque sin dejar de ser realista
Ser optimista significa
esperar que ocurran cosas buenas en tu vida, que la situación mejorará en el
futuro, que eres capaz de controlar tu vida y hacer los cambios necesarios, y
que la vida puede traerte momentos maravillosos que compensen los momentos
amargos.
Aprende
a crecer con tus problemas
Los problemas o las
crisis son retos que te encuentras en la vida y que te empujan a sacar lo mejor
de ti, a ser fuerte, a pensar y buscar soluciones, a actuar. A menudo te
empujan a cambiar tu punto de vista y hacerlo más amplio y flexible, te hacen
madurar y te hacen ver el mundo y a los demás de un modo más realista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario